lunes, 27 de abril de 2015

INDECENTES COMPORTAMINETOS CON GRECIA…Y CON EL RESTO DE LA POBLACIÓN ACTIVA

Cada nueva entrega de las noticias sobre las negociaciones del eurogrupo con Grecia nos trae un grosero y despiadado desprecio hacia la democracia. Hay aspectos que son especialmente llamativos. El primero es el disciplinado sometimiento de la zahúrda mediática a las ordenes de la gran oligarquía financiera, del que merece destacarse, en primer lugar, la campaña de desprestigio personal que han emprendido contra el ministro Varoufakis ante el peligro que intuyen tiene su carisma y su solidez intelectual. Pocas veces que ha habido ocasión de escuchar sus propuestas sin intermediarios, pero, escuchadas, resulta que son de lo más sensato. Para devolver una deuda contraída por anteriores Gobiernos, que no fue en beneficio de la mayoría de la población, sino de una minoría de especuladores nacionales e internacionales, la forma más razonable de hacerlo es conseguir un crecimiento económico, lo que implica renegociar los plazos y reestructurarla. También hay que poner en práctica medidas de política social que alivie la situación de emergencia en que vive más de un 30% de la población, lo que, por otro lado, también redundará en el mejoramiento de la actividad económica.  Pero resulta que lo que transmiten los medios poco tiene que ver con esas sensatas propuestas, sino que cual tinta de calamar, todo se emborrona en turbias palabras, unas descalificadoras y otras vacías: Varoufakis es un arrogante, busca protagonismo en los medios, es inflexible, es “un académico, los plazos se acaban, Grecia no avanza en las reformas.

Aquí viene la segunda andanada: la sistemática manipulación de la información por los grandes medios, convertidos en sumisos voceros de las covachuelas de Bruselas, Frankurt o Whashington. ¿ De que reformas se hablan? Frente a una situación mala, decir simplemente reforma induce a pensar en algo positivo, en algo bueno. Pero hay que decir cual es el contenido de las reformas exigidas, no vaya a ser que aprovechando la crisis las reformas lleven de una situación mala a otra peor, pero definitiva, y de eso se dice poco. A lo que con dificultad se puede atisbar es que, en gran medida, la insatisfacción del eurogrupo se debe a que no acepta la protección contra los desahucios de los más débiles que ha puesto en práctica el Gobierno de Syriza. El eurogrupo tampoco está contento porque no se han recortado las ya magras pensiones, ni se ha puesto en marcha una nueva reforma laboral que de más poder a los empresarios y lleve a los trabajadores a una mayor sumisión en la empresa, como quiere también para España el Sr. Draghi, el ex empleado de Goldman Sachts ¿Porqué los periodistas, en lugar de hablar genéricamente de reformas, no confrontan las exigencias del eurogrupo con el programa del trabajo decente de la OIT?

Un segundo aspecto es la aparente unanimidad (al menos eso es lo que muestran los medios) de los distintos ministros de economía y finanzas europeos. El dogma neoliberal es profesado por igual por socialdemócratas que por derechistas, entre los que el ministro De Guindos, el antiguo empleado de Lehman Brothers, quiere hacer méritos con una altanería un tanto patética. Todos ellos parecen compartir que plantear algo contrario a ese dogma, a pesar de sus probadas desastrosas consecuencias para la mayoría de la población, es, en el decir de Vargas Llosa, eximo representante del neoliberalismo, como luchar contra la ley de la gravedad. No hay mayor forma de autoritarismo.

En realidad se trata de una opción política: para evitar que se contagie su ejemplo, hay doblegar a Syriza para que aplique un programa contrario al que la mayoría del pueblo griego dio su apoyo y, con ello, hundirles en el desprestigio en que se quiere sumir la política en Europa para medro de los grandes poderes económicos, a los que en realidad les repugna una auténtica democracia. Se ve que, sin embargo, no les repugna abrir la puerta al nazismo.


martes, 14 de abril de 2015

REPUBLICA Y SOCIALISMO: EN RECUERDO DE LOLA GONZALEZ RUIZ




Lola y Enrique Ruano en la foto


El viernes 10 de abril se celebró en el Paraninfo de la Universidad Complutense, en la calle San Bernardo de Madrid, un acto cívico en recuerdo de Lola González Ruíz que falleció el 29 de enero pasado, dos días después del 38 aniversario de la masacre que pistoleros fascistas perpetraron en el despacho laboralista de la calle Atocha 55, también de Madrid. En aquel atentado murieron 5 compañeros de Lola, entre ellos su segundo gran amor, Javier Sauquillo, mientras  otros varios quedaron gravemente heridos, como la misma Lola.  El primero, Enrique Ruano, fue asesinado por la Brigada Político-Social  franquista en enero de 1969, mientras ella estaba detenida en las dependencias de la terrible Dirección General de Seguridad. En aquel entonces ambos eran estudiantes de Derecho.

El acto estuvo organizado por amigas y amigos de Lola y en el se habló de ella, pues su recuerdo concitaba la reunión, pero se hablaba de la forma más natural y espontánea, como si Lola hubiese estado allí, del enfrentamiento de jóvenes de aquella generación contra el fascismo y del caro precio que pagaron con encarcelamientos, torturas y muertes. Lola, como tantas otras personas,  fue una victima del terrorismo fascista, unas victimas que en estos años se han querido ocultar y a las que el PP todavía hoy niega reparación y justicia.

El advenimiento de las libertades que ahora tenemos,  en el intento de manipulación de la historia que se lleva acabo en los últimos años, se presenta como un producto de la voluntad generosa de Juan Carlos de Borbón ayudado por Adolfo Suarez. Otros miran la transición como una claudicación de las fuerzas de la izquierda que aceptaron por un plato de lentejas legitimar el orden actual en el que las élites económicas de siempre imponen sus intereses sobre la mayoría de la población. Ambas visiones olvidan que las libertades no fueron un regalo, sino que fueron arrancadas por las extraordinarias movilizaciones de trabajadores, estudiantes y otros muchos grupos sociales y profesionales que pagaron un duro tributo de sangre. También se olvida que al frente de esas movilizaciones estaban las organizaciones clandestinas de izquierda, en especial el Partido Comunista y las Comisiones Obreras. No fue una transición pacífica, como la matanza de Atocha atestigua para vergüenza de la derecha que hoy sigue enroscada en los resortes del poder y cuya arrogancia es la señal de la continuidad del pensamiento fascista que está en su médula. Baste recordar la repugnante sarta de mentiras del diario ABC con ocasión tanto del asesinato de Enrique Ruano como de los de Atocha y las mismas falsedades que hoy sigue esparciendo contra todo lo que pueda significar cuestionar a los poderosos de siempre. Tal vez la baja calidad democrática que sufrimos tenga mucho que ver con la estabilización de los años 80 del pasado siglo y la posterior sumisión de la socialdemocracia europea al orden neoliberal.


En el acto del viernes 10 tuvimos ocasión de escuchar unas palabras de Lola, leídas por voces amigas, en las que, a pesar de todos los sufrimientos y dificultades pasadas, se reafirmaba recientemente, al igual que estaba segura lo harían Enrique Ruano y Javier Sauquillo, en el socialismo y la libertad, pero no en el socialismo “oficial”. Hoy, 14 de abril, es un buen día para reivindicar, con el recuerdo y homenaje a aquellas personas que pagaron tan alto tributo por su lucha, un nuevo proceso constituyente en pos de una III República que signifique, no solo un cambio en la forma del Estado, sino una nueva forma de organizar los poderes económicos, sociales, políticos, sin olvidar los mediáticos, para la mejor realización de la igualdad, sin la cual no es posible la libertad y la fraternidad, sin la cual no son posibles ambas.