lunes, 12 de noviembre de 2007

EL PP ANTE LA RENOVACION DEL CGPJ: ¡sin paciencia y a barajar!




En el famoso episodio de la cueva de Montesinos D. Quijote se encontró con el valeroso caballero Durandarte, que con el corazón arrancado del pecho yacía tendido desde su muerte, acaecida quinientos años antes en Roncesvalles, pero medio vivo a la espera de revivir por completo en cuanto fuese liberado del encantamiento que sufría por las artes de Merlin. Anhelaba que D. Quijote fuese el caballero que le librase de tales encantamientos, pero al no ser así con resignación dijo aquello de: “paciencia y a barajar”. Ahora que se cumple un año desde que el actual Consejo General del Poder Judicial finalizó su mandato con toda claridad se ve, por todos aquellos que no tengan orejeras ideológicas, la estrategia del PP : “Sin paciencia y a barajar”. Sin paciencia porque desde que perdió las anteriores elecciones este partido no ha hecho otra cosa que embarcarse en una vorágine desenfrenada para recuperar el poder político perdido a toda costa, de acuerdo con la idea asentada en lo profundo de la derecha española de que los poderes sociales son suyos por mandato divino o por ley natural o por haberlos heredado según el testamento de Adán. Por eso si unas elecciones democráticas dan el poder político a partidos de izquierda, es una anomalía que debe de ser corregida lo más rápidamente posible utilizando los medios disponibles de cada momento.


La poderosa fuerza de choque de los medios de comunicación afines a la derecha (la gran mayoría) no ha ahorrado esfuerzos para conformar una opinión pública desinformada pero uniformada en la deslegitimación del Gobierno, aún con el riesgo de de crear un clima de enfrentamiento civil e individuos montaraces. El derecho a comunicar una información veraz del art. 20.1 d) de la Constitución ha dejado paso al de difundir opiniones del 20.1.a) del mismo texto, pues con la apariencia de transmitir información difunden lo que es mera opinión, pero que va trufada de mentiras, de contenido con harta frecuencia antidemocrático y plagada de insultos a personas respetables que ocupan puestos importantes en diversos órganos del Estado o de la sociedad civil. Todo por la impaciencia de recuperar el poder perdido, sin respetar las formas y procedimientos democráticos, y violentando las propias instituciones estatales, lo que resulta llamativo pues, siendo el PP un partido que se presenta a si mismo como defensor del Estado, su comportamiento es el contrario al utilizar las instituciones estatales como de su propiedad (lo que es lógico dado que son suyas por herencia o mandato divino), y si no puede hacerlo las rompe.


El caso del Consejo General del Poder Judicial es paradigmático. En vez de cumplir con la Constitución y la ley y proceder a la elección de los nuevos miembros al cumplirse el periodo de 5 años para el que fueron elegidos los actuales, el PP ha utilizado su minoría de bloqueo para impedir la elección, esperando a ver lo que pasa en las siguientes elecciones generales. De ese modo la mayoría de los miembros de dicho órgano nombrados cuando la mayoría parlamentaria era suya, sigue respaldando su política de forma tal que muchas veces causa sonrojo en una parte importante de
la ciudadanía. Que este filibusterismo parlamentario este generando una degradación de un órgano constitucional es algo que no le importa al PP. “Antes roto que rojo”, parece que es la elucubración que emerge desde las cavernas de la FAES en donde debe de seguir inspirando el espíritu del almirante Carrero Blanco. Esto no es una hipótesis, es la constatación de hechos evidentes: Nunca el PP ha entrado a negociar una propuesta de nuevos miembros. El propio portavoz parlamentario, Zaplana, lo ha dicho claro. Bloquean la elección porque las propuestas de otros asuntos (ni siquiera proyectos leyes) que han hecho las fuerzas mayoritarias no les gustan. Incluso ha tomado como excusa una idea sobre modificación del sistema de acceso a la carrera judicial que es una mera idea para, tal vez, ser asumida en el programa electoral del PSOE. Esto es, para desbloquear la elección de miembros del Consejo General del Poder Judicial hay que conseguir antes que el PP de su visto bueno a los programas electorales de los demás partidos. Esta claro, desde que perdieron las elecciones se han hecho fuertes en este órgano convertido en trinchera, impacientes por recuperar la mayoría parlamentaria que les permita seguir dominándolo, ahora que se está barajando para unas nuevas elecciones. Un comportamiento como este merece que la vitalidad democrática de la ciudadanía les condene a una espera en la oposición tan larga como la de Durandarte en la cueva de Montesinos.