martes, 29 de agosto de 2017

México, la difícil lucha por los derechos sociales



Los terribles sucesos de Barcelona nos han dejado memorables lecciones de civismo, solidaridad y generosidad de tantas personas que ayudan sobremanera a reforzar la fe en la bondad del ser humano. También, por desgracia, no han perdido la ocasión para sacar su hiel y maldad esa parte minoritaria y secular de la sociedad española, pero con gran repercusión mediática, que permanentemente se empeña en enfangar nuestra convivencia. Pero el mundo es más grande que Cataluña y España y, cuando con todo acierto un grupo de ciudadanos de Cataluña ha publicado el manifiesto Por la unidad y solidaridad de la clase trabajadora de España. No a la independencia. No a la secesión de Cataluña. No al 1-O, que alude a la necesaria solidaridad de la clase trabajadora de Cataluña y España, conectando con la europea, no está demás seguir recordando que los derechos de los trabajadores se juegan en el tablero del ancho mundo. No en vano las reformas neoliberales que se aplican por estos lares son muy similares a las que se están poniendo en práctica en países como Brasil o México.

En este último país se cumplen ahora cien años de la venerable constitución de Querérato, cuyo art. 123 estableció por primera vez en un texto constitucional una enumeración de derechos sociales y que recientemente ha sufrido algunas modificaciones. Bien sabemos de la azarosa historia de aquel gran y entrañable país, que tuvo momentos de gloria, en especial cuando Lázaro Cárdenas fue presidente entre 1934 y 1940.  La movilización de los trabajadores empujó al presidente Cárdenas a nacionalizar la industria petrolera, con gran disgusto de los oligarcas del norte, a poner en práctica una compleja reforma agraria y a garantizar la libertad sindical, entre otras cosas. Lázaro Cárdenas nunca será olvidado por la generosidad con que acogió a los exilados españoles perseguidos por el fascismo de la asesina dictadura de Franco. Después las cosas no han seguido por el mismo camino. Una de las mayores deficiencias ha sido la evaporación de la eficacia de los derechos reconocidos en los textos legales que no se traducen en su aplicación. Los sindicatos fueron tomados por sujetos que  usando la violencia si era necesario los pusieron al servicio del poder político y empresarial. Es el fenómeno conocido como el “charrismo”. Una perversión (de las muchas) de ese proceso son los llamados convenios colectivos de protección patronal, por medio de los cuales una empresa firma un convenio colectivo favorable a sus intereses con un sindicato fantasma a cuyos supuestos dirigentes financia con generosidad, pero de ese modo bloquea la posibilidad de que un auténtico sindicato negocie un convenio colectivo con mejoras para los trabajadores.  La lucha de los sindicatos democráticos está consiguiendo poco a poco poner coto a estas prácticas y han conseguido que se aprueben algunas normas que, de ser aplicadas, supondrán un avance hacia una auténtica libertad sindical y de negociación colectiva. Pero la lucha es difícil y larga, y en ese camino la violencia extrema hace acto de presencia. Todavía no se ha aclarado la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en septiembre de 2014, por no hablar de los asesinatos de periodistas incómodos.

Otro hecho llama la atención, cual es que todavía no han sido rescatados del interior de la mina de carbón de Pasta de Conchos (Coahuila)  63  cuerpos de los 65 mineros muertos por una explosión en febrero de 2006, a pesar de las reclamaciones de los familiares y del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de México, uno de los sindicatos democráticos, esto es, no dominado por el “charrismo”. Precisamente su presidente, Napoleón Gómez Urrutia, permanece desde hace varios años exilado en Canadá por las amenazas a su vida y la de su familia a partir de un enfrentamiento de su sindicato con algunos de los más poderosos grupos económicos de la minería y la siderurgia de México para conseguir mejoras para los trabajadores. En esa persecución, como es habitual en todo el mundo,  se ha intentado utilizar demandas judiciales amañadas (acusaron en la vía penal de que presidente, con la anuencia de otros dirigentes sindicales, se apropió de unos fondos que estaban dirigidos a indemnizaciones de los trabajadores) que han servido para que los medios de formación de opinión del poder hayan recurrido a la injuria y la calumnia para difamar, a través de la persona de su presidente, al propio sindicato, a pesar de que al final, tras varios años, los tribunales de justicia hayan resulto que no había ningún delito de apropiación.

 La lucha de los trabajadores mexicanos en pos de una sociedad democrática en la que impere la libertad y la igualdad no debe ser ajena a los trabajadores europeos, en especial, por las vinculaciones culturales y afectivas, españoles, ya sean catalanes, andaluces o vascos. De hecho la solidaridad de los sindicatos canadienses y norteamericanos está siendo muy importante para que desde la distancia y con los medios de comunicación modernos, Gómez Urrutia pueda seguir ejerciendo funciones sindicales.



domingo, 20 de agosto de 2017

Manifiesto contra la independencia de Cataluña

  Nota editorial. Este es el  Manifiesto que convoca el Acto del día 22 de septiembre en Barcelona. (Ya diremos el lugar concreto y la hora). 

       POR la unidad y solidaridad de la clase trabajadora de España
       NO a la independencia, NO a la secesión de Catalunya
       NO al 1-O, que carece de garantías democráticas
      POR los intereses y reivindicaciones del mundo del trabajo


     Las personas firmantes de este manifiesto hacemos un llamamiento a la sociedad catalana desde el mundo del trabajo de Catalunya  ante la situación a la que nos han llevado las políticas del Gobierno de España y del Govern de Catalunya   que se alimentan mutuamente y que han desplazado del eje del debate social los problemas fundamentales de las condiciones de trabajo y de vida, de las formas de desarrollo económico y social necesarias para garantizar el progreso presente y futuro.

     La independencia de Catalunya debilitaría gravemente la cohesión y la fuerza de la clase trabajadora en un momento histórico decisivo, con los desafíos de fondo de cómo revertir y superar los impactos brutales de la crisis, de las reformas laborales, de la desigualdad social cada vez más aguda, de la hegemonía de un capitalismo improductivo y especulativo, de la amenaza estructural sobre el Estado de Bienestar. Crearía una situación en Catalunya que podría comprometer la integración social actual, conseguida a lo largo de muchos años y de muchas luchas desarrolladas conjuntamente y podría crear graves problemas a la relación de Catalunya con el resto de España.

     Comprometería también el desafío de culminar el proyecto histórico de Unión Europea con la Europa Social, Solidaria y Federal, de enfrentar los retos formidables de los procesos en curso de robotización y digitalización con garantías de éxito para el Trabajo y la Cohesión Social. Debilitaría la lucha necesaria para reconducir el debate y la acción sindical y sociopolítica al terreno de los problemas reales y apremiantes para millones de ciudadanos y ciudadanas especialmente golpeados por la crisis y por la gestión de la misma por los sectores políticos y sociales dominantes: el desempleo, la precariedad y los salarios de pobreza, la corrupción y la evasión fiscal, el deterioro de servicios y bienes sociales imprescindibles como la vivienda, la educación, la sanidad, la dependencia, la crisis alimentaria y energética. Sólo planteando la respuesta a esta problemática desde los intereses y reivindicaciones de la clase trabajadora podremos abordar adecuadamente el necesario proyecto de futuro español de convivencia.

     Este pronunciamiento lo hacemos profundamente convencidos de los estrechos lazos de clase trabajadora de Catalunya con la del conjunto de España, lazos que resultan tanto de la propia composición de la primera, con migraciones desde el conjunto del Estado, como de la historia común en la que, por remitirnos sólo al último siglo, hemos luchado juntos en defensa de la República frente al golpe fascista del 18 de julio de 1936, por las libertades contra la dictadura franquista, por la construcción de la democracia y la dignidad del trabajo en fábricas, talleres y oficinas, en la industria, los servicios y el campo.

    La identidad de clase así construida frente a la política de la derecha española aliada con la derecha nacionalista catalana, nos posibilita y exige hacer frente a proyectos identitarios de división. Sabemos, además, porque lo hemos experimentado demasiadas veces, cómo la división nos debilita y preside nuestras derrotas de clase. 

Estamos convencidos que es necesario actualizar nuestro ordenamiento jurídico y poner en marcha reformes estructurales, territoriales y de distribución de competencias que  satisfazgan las aspiraciones y demandas legítimas de la ciudadanía. 

Consideramos que es necesario un efectivo proceso democrático departicipación así como en la negociación de las consecuencias sociales, políticas y eventualmente legislativas de su resultado, evitando toda tentación de unilateralidad. Una negociación en la que consideramos necesario que se exprese de nuevo la unidad y solidaridad de la clase trabajadora del conjunto de España. Sabemos que hay diversidad de ideas acerca de cómo intervenir en ese proceso democrático: unos, defendiendo la consulta; otros por otros medios, también constitucionales. En todo caso, ahora lo fundamental es la unidad en esa diversidad en torno a nuestra negativa común del rechazo de la independencia y del día 1 de Octubre.

     Por todo ello nuestro pronunciamiento para desbloquear la crisis política provocada en Catalunya va acompañado de la convicción de que hay que volver a situar, en el eje de la acción social y política, propuestas de acción colectiva para acabar con políticas que amparan la corrupción en Catalunya y en toda España, para la profundización de los derechos civiles, para la dignidad del trabajo, y, en la inmediatez, para que la salida de la crisis sea verdad para toda la ciudadanía. Para avanzar en conquistas sociales y democráticas.





Promotores: 
Isidor Boix i Lluch, Manuel Gómez Acosta, Joaquim González Muntadas, José Manuel Jurado, José Luis López Bulla, Pedro López Provencio, Josep Maria Rañé, Josep Maria Rodríguez Rovira. 

domingo, 13 de agosto de 2017

SOLIDARIDAD CON LOS TRABAJADORES DE EULEN DEL AEROPUERTO DEL PRAT

Es una constante que cuando los trabajadores recurren a la huelga se ponga en marcha toda una batería de ataques para inutilizarla, empezando por el bombardeo mediático que trata de enfrentar a los huelguistas con la ciudadanía que sufre algunas de las consecuencias de la acción, muy en especial cuando se trata de sectores del transporte en tiempos de vacaciones. El origen del conflicto de los trabajadores de los arcos de seguridad del aeropuerto del Prat, en Barcelona, está en la decisión más que controvertida de la empresa pública que gestiona los aeropuertos, AENA (cuyo 49 por ciento del capital está en manos privadas), de privatizar muchos servicios de los aeropuertos mediante contratas con pliegos de condiciones con costes a la baja. La consecuencia es clara: la precariedad de los trabajadores que prestan estos servicios. Para una información más detallada es ver https://baylos.blogspot.com.es/2017/08/la-huelga-de-vigilantes-en-el.html

Los intentos del Ministerio de Fomento de imponer unos servicios mínimos del 90 por ciento y la sustitución de huelguistas por la Guardia Civil con la excusa de la amenaza terrorista son contrarios al art. 28 de la Constitución. El 90 por ciento significa negar directamente el derecho de huelga que debe cohonestarse con el derecho de los ciudadanos al transporte. ¿Retrasar dos horas las operaciones de control aeroportuario, como parece es lo que está sucediendo, merece cercenar radicalmente el derecho de huelga? ¿Dónde está la proporcionalidad? Y si hay amenaza terrorista ¿porqué no está haciendo esos controles de forma habitual la Guardia Civil, que es a quien compete la seguridad de los aeropuertos?.

En la tarde el domingo 13 de agosto los trabajadores han rechazado en votación, por amplio margen, no aceptar la oferta de la empresa y, en consecuencia, ir a la huelga indefinida. Es el momento de la declaración de huelgas de solidaridad pues los intereses de otros trabajadores de otras contratas del aeropuerto del Prat y de otros aeropuertos también están afectados y va a ser muy difícil que los trabajadores de los arcos de seguridad solos puedan aguantar la embestida que les viene encima. 


miércoles, 9 de agosto de 2017

LA LEGALIZACÓN DE LA EUTANASIA ES UNA IMPERIOSA NECESIDAD

Esperanza Aguirre ha acumulado grandes merecimientos para entrar en el Libro Universal de la Infamia, pero en compañía del que fuera su Consejero de Sanidad, Manuel Lamela, tiene uno especialmente relevante cual fue  la serie de infamias que lanzaron, denuncia penal incluida, contra el Dr. Luís Montes y algunas otras personas de su equipo por supuestas sedaciones irregulares a enfermos terminales en el Hospital Severo Ochoa de Leganés. A partir de una denuncia anónima actuaron según el manual al uso del PP para desacreditar a alguien. Primero se filtran informaciones interesadas a los reptiles de la prensa amiga (casi toda), después se genera de forma artificial y orquestada una “alarma social” y finalmente se interpone la querella criminal. Hay que recordar que por el año 2005 la bancada en el Congreso del Partido Popular, con facundia cuartelera franquista propia de sargentos envinados, hacía chascarrillos sobre tan dramático tema que minaba la honorabilidad de una persona integra y respetada como el citado Dr. Montes, entre otros. Los tribunales acabaron sentenciando que no hubo delito alguno a pesar de lo cual la sra. Aguirre no cesó de lanzar insinuaciones denigratorias contra el equipo sanitario de urgencias del Severo Ochoa. Lamela acabó su carrera política saltando a una empresa que gestiona hospitales privatizados.

Todo ese montaje, que se vino abajo tras años de calvario judicial, no solo iba dirigido contra un grupo de personal sanitario al que consideraban contestatario de la política privatizadora de la sanidad madrileña, sino que era un aviso para navegantes dirigido a aquellos médicos y enfermeros que tienen la penosa tarea de enfrentarse, cada vez más, con situaciones de enfermos terminales cuyo sufrimiento y el de sus familiares puede durar mucho tiempo. Una especie de intimidación para que no caigan en la piedad de acabar con ese sufrimiento tan valorado por algunos católicos. El tremendo dolor de estas situaciones es desdeñado por señeras almas encanallecidas.

Izquierda Unida presentó una proposición de ley la primavera pasada para regular la eutanasia, algo que es sentido como una necesidad por una amplia mayoría de la sociedad española, pero el PP, guardián de una rancia ortodoxia del sufrimiento (pero no cuando les toca  a ellos) como camino de salvación, impidió su tramitación. Lo curioso es que la alegre muchachada de Ciudadanos, tan modernos ellos, se sumó a la defensa de las esencias de la tradición, pero, claro, para distinguirse un poquito proponían a cambio los cuidados paliativos. Vaya cosa, para ese viaje no hacen falta alforjas. Ya está bien: La regulación de la eutanasia es una urgencia porque es necesario acabar con la imposición de una crueldad sobre aquellas personas que ya no quieren seguir sufriendo una vida que las hunde , ahora si, “en un valle de lagrimas”.