sábado, 22 de septiembre de 2012

LOS DERECHOS SOCIALES EN LA UNIÓN EUROPEA ENTRE LA EMERGENCIA ECONÓMICA Y LA EMERGENCIA DEMOCRÁTICA


Ha terminado el Curso de Especialización para Expertos Latinoamericanos en Relaciones Laborales que en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Castilla –La Mancha, en su sede de Toledo. El Curso empezó el día 10 de septiembre y durante dos semanas los 24 participantes han estado debatiendo y estudiando sobre el tema genérico que encabeza esta entrada. Este curso empezó su andadura en 1988 en la Universidad de Bolonia con el impulso de Pedro Guigelmeti y Umberto Romagnoli y desde hace varios años continúa su andadura en la Universidad de Castilla-La Mancha con la colaboración de las universidades de Bolonia, Ferrara, Venecia y Verona.

Todas aquellas personas que han participado en las distintas ediciones del Curso han formado un grupo multinacional que cada año se reúne en un lugar distinto del continente a debatir sobre un tema de actualidad. Es una milagrosa fraternidad que con una gran pluralidad ideológica el nexo común de aspirar a una sociedad civilizada en la que se respeten los derechos sociales y sean la base de la convivencia. El objetivo del curso este año ha sido indagar cómo la llamada “emergencia económica”, que tan utilizada ha sido a finales de los 90 y en  los años iniciales del nuevo siglo en América Latina, está dando lugar en Europa a un cambio de paradigma que pone en cuestión, no solo el estado social, sino también el estado democrático, tal y como había venido siendo entendido hasta tiempos recientes. La gran cuestión es si Europa saldrá de esta crisis más empobrecida y menos civilizada. O dicho de otro modo, si las libertades del “mercado” serán inmunes a la participación democrática, a las decisiones políticas, generando con ello fuertes desequilibrios en el reparto de la riqueza. Por lo estudiado en estas dos semanas las perspectivas no son muy alentadoras si  no se produce una mayor integración política en Europa y se corrijan los grandes déficits  de democracia.


El Curso de este año ha contado con la participación de los profesores Joaquín Aparicio, Carlos Berzosa, Miguel Rodriguez-Piñero, Alberto Montero, Joaquín Pérez Rey, Berta Valdés, Laura Mora, Gerardo Pisarello, Joaquín Nieto, Director de la Oficina de la OIT en España, Torcuato di Tella, sociólogo y actual embajador de Argentina en Roma, Federico Martelloni, Donata Gotardi, Luigi Mariucci, Gian Guido Balandi, Andrea Lassandari y Umberto Romagnoli. Rodolfo Benito tuvo una importante intervención dando una profunda visión sindical del conflicto social que se está generando en Europa.

lunes, 17 de septiembre de 2012

ITALIA: UN REFERÉNDUM SOBRE EL TRABAJO





Nota editorial. La red de blogs que configuran la blogosfera de Parapanda tienen  el gusto de publicar la traducción al castellano de un artículo de Umberto Romagnoli, publicado en el diario Il Manifesto del 14 de septiembre pasado, en el que explica y toma partido por la iniciativa de convocar un referéndum en el que los italianos decidan si mantienen o derogan dos normas que se han introducido en el ordenamiento jurídico italiano con ocasión de la crisis (2011 y 2012), y que afectan a dos aspectos esenciales de las relaciones laborales. En una, la norma italiana permite que los convenios de empresa puedan no aplicar los convenios colectivos nacionales de sector ni una parte sustancial de la legislación laboral en aquellas empresas o centros de trabajo donde así se pacte con el empleador. En la otra, se modifica el régimen italiano sobre el despido vigente desde 1970 en el sentido de que el despido declarado improcedente tiene como efecto la readmisión del trabajador. Esta readmisión obligatoria que era la regla general del despido injustificado queda ahora reducida al despido disciplinario, mientras que se sustituye por una indemnización en los casos de despidos objetivos o por causas económicas, aunque el régimen legal al que se llegó tras un pacto transversal con el gobierno Monti que incluía también al Partido Democrático es más complicado y embrollado. La iniciativa del referéndum  busca, en este sentido, derogar las modificaciones introducidas en este cambio legal último.
En el artículo, Romagnoli – que forma parte del comité impulsor del referéndum – explica el sentido de este referéndum y sus objetivos. Una contribución especialmente sugerente para el caso español, en donde la protesta social se vertebra en torno a la exigencia de un referéndum sobre las políticas antisociales y fracasadas del gobierno del PP.

Con el referéndum regresa la política

Umberto Romagnoli

La historia del trabajo, ya se sabe, es una historia de rescate y de chantaje. Pero el chantaje no ha tenido nunca la imprudente visibilidad, la dureza y la extensión que ha adquirido desde el caso FIAT en Pomigiliano  hasta ahora. Es algo que está a la vista de todos, pero que no está bien decirlo. Es políticamente incorrecto. De hecho, como era inevitable, la iniciativa por el referéndum en materia de trabajo ha suscitado las airadas reacciones de la politique politicienne. Se ha dicho que la iniciativa era improponible, inoportuna, sin criterios. Prescindiendo del contenido de las preguntas depositadas ante el Tribunal Supremo hace pocos días, y ello de un lado porque nuestros políticos suelen comportarse así, de otro porque entendían que los “difíciles pero avanzados compromisos” obtenidos  - respecto a la reforma del art. 18 del Statuto dei Lavoratori  sobre el despido – no podían ser discutidos de nuevo o, haciendo honor a la regla según la cual no se debe molestar al conductor, todo lo más les correspondía ajustarlos sólo a ellos mismos.

Por el contrario, la instancia del referéndum y la campaña que seguirá para la recogida de firmas sirven para sustraer la regulación del trabajo del opaco bricolaje de las transacciones privadas y para restituir a la política del derecho del trabajo la centralidad que le corresponde en el debate público. En definitiva, la politique politicienne no ha ni siquiera concebido la sospecha de que la participación popular se haya solicitado para transmitir a la población – que, sin saber aún con qué ley electoral se procederá a votar en las elecciones de abril 2013, no puede tampoco imaginar las características del futuro gobierno – un mensaje de tranquilidad y de esperanza. La tranquilidad de saber que la recuperación de la normal dialéctica política de cuya autenticidad se está perdiendo el gusto y el recuerdo, no sólo es lícita, sino que es posible aquí y ahora la esperanza de contribuir a dar una estable perspectiva de desarrollo en un área crucial de las relaciones sociales: el trabajo asalariado – al que el Doctor Strangelove que por más de diez años ha formado parte del los espacios de gobierno quería  despojar del derecho a tener derechos.

Al decir esto me refiero no tanto a las preguntas del referéndum que, revisitando críticamente la regulación del despido que se desprende de la reforma de la ministra de trabajo Fornero, prevé el retorno a la versión originaria del art. 18 del Statuto dei Lavoratori, sino más bien a la pregunta sobre el art. 8 de uno de los innumerables decretos-leyes anti-crisis emanados en los últimos días del gobierno dimitido de Berlusconi.

Es cierto que el tema del despido como objeto de las preguntas del referéndum, ha producido (por inercia, por pereza mental o quizá por ignorancia) un efecto – vampiro sobre la prensa escrita, pero la normativa que constituye el objeto del artículo 8 del decreto-ley anti-crisis es mucho más devastadora. Y lo es porque amenaza la misma existencia del derecho del trabajo como parte del ordenamiento general provista de una identidad y de una organicidad propia. Es un semi-elaborado que, confeccionado en medio de una situación comparable (no sin razón) con la que acompaña a la retirada de un ejército en fuga, debe haber creado serias dificultades incluso a quienes aprobaron su conversión en ley, dado que se votó simultáneamente un orden del día proveniente de la oposición en la que se prometí volver a examinar este tema. En efecto, previendo que la “negociación colectiva de proximidad” (es decir, periférica, empresarial y/o territorial) pueda derogar in peius no sólo los convenios sectoriales de ámbito estatal, sino también gran parte de la legislación aplicable a la relación de trabajo, la norma sanciona el definitivo y prácticamente total abandono del principio de inderogabilidad de las reglas producidas por las fuentes constitucionalmente legitimadas del derecho del trabajo, además de suponer la evaporación del principio según el cual a trabajo igual deben corresponder iguales derechos, económicos y de cualquier tipo. Es decir, es la primera vez que un legislador vende su función a sujetos privados. Es claro que en la historia de los parlamentos modernos no hay antecedentes de este tipo. Por eso nadie me puede culpar de haber adoptado una “actitud militante” si, teniendo “el privilegio de poder hablar a la opinión pública en nombre de algo que tenga que ver con cultura y política”, comento favorablemente la petición de una consulta popular sobre el trabajo. Es cierto que, como ha escrito Gustavo Zagreblesky en La Repubblica del 19 de julio, “en el clima cargado de final de legislatura hay que resistir a la llamada a las armas”, lo que no es fácil. Pero el reconocido jurista no habría creído nunca que pudiese ser tan poco complicado mantener las debidas distancias incluso al hablar de un referéndum derogatorio que, a su manera, implica de por sí “una llamada a las armas”. El caso es que esta vez la derogación tiene por objeto una opción normativa que no daña solo a una parte, sino a todas. También a los empresarios, salvo aquellos que han desarrollado un despiadado instinto predatorio  y prefieren el mercado de las reglas a las reglas del mercado. Es extraño, pero el gobierno Monti  no se ha dado cuenta de ello y no ha depurado el ordenamiento.

Nada original, sin embargo, es el segmento de la reforma de la ministra de trabajo Fornero que los impulsores del referéndum proponen formatear. De la innovación, frente a lo que se declaró como propósitos expresos, puede decirse que, si  bien lesiona bastante a los trabajadores, no agrada en la misma manera al mundo de las empresas. La norma que ha sustituido al art. 18 es laberíntica, retorcida, contradictoria. Se diría que es el producto del exceso de conciencia que atormenta a la insegura ministra de trabajo: lo atestigua la obsesiva y casi maníaca búsqueda de distinciones pseudo-conceptuales y de hiper-correctismos cuya intrincada armazón hace del conjunto legislativo un concentrado de irracionalidades. Quizá a los pandectistas del siglo XIX no les habría disgustado una manifestación tan aguda de formalismo abstracto. Pero también los súbditos de ayer, si hubieran podido manifestar sus opiniones con la libertad de los ciudadanos de hoy, se las habrían dicho de todos los colores.

Il Manifesto, 14 septiembre 2012

martes, 4 de septiembre de 2012

LOS ECOS DE LA CELEBRACIÓN DE LA FEDERACIÓN SINDICAL UNITARIA DE PARAPANDA LLEGAN AL MAR DEL PLATA.





Willy Jaimbuad, atento seguidor de los acontecimientos de la esfera paparandeña, nos comunica que la noticia del nacimiento de la Federación Sindical Unitaria de Parapanda ha provocado un temblor telúrico en el Mar del Plata cuyas consecuencias, por el momento, no están bien evaluadas, pero cuando la polvareda levantada está empezando a reposar parece que se atisba una desaceleración del movimiento centrífugo del sindicalismo porteño que en los últimos tiempos ha dado lugar a la ruptura en dos de la unitaria CTA y a la apertura de fisuras en la peronista CGT que no se sabe como podrían acabar. Ya se sabe que la pluralidad sindical se justifica y se teoriza, pero también que la unidad se deshace en la práctica mientras se predica un discurso que dice lo contrario: “¡Unidad, Unidad! Pero tu por aquí y yo por allá.”

El nacimiento de la Federación Sindical Unitaria de Paparanda (AVANCE DE LA UNIDAD SINDICALha sido como un revulsivo en aquellas tierras y aguas, hasta el punto que tras la ingestión en señal de alegría de algunas copas de malbec algunos sindicalistas de diversa clase y condición se han puesto en acción para seguir el ejemplo. Está por ver si el movimiento centrífugo  anterior se sustituye por uno centrípeto. Parece ser que una selecta representación de estos sindicalistas ha pedido una reunión con los dirigentes de la nueva Federación en la afamada localidad de Fuentealbilla, encomendándose todos ellos al santo laico Andrés Iniesta. Estaremos atentos al desarrollo de los acontecimientos en medio de los afanes de la Marcha a Madrid del 15 de septiembre.