martes, 28 de julio de 2015

¿Qué pasa en Chile?

En los años 90 del pasado siglo el Fondo Monetario Internacional dictaba a numerosos países de América Latina la política que tenían que seguir, con resultados desastrosos. Aumentó la pobreza y la desigualdad, y la democracia era casi una ficción: ¿Para qué hacer elecciones si ganase quien ganase en las mismas las decisiones políticas importantes estaba ya tomadas por los organismos económicos supranacionales? Algo muy similar se está viviendo en Europa, como el caso de Grecia ha puesto de manifiesto. En América Latina, sin embargo, con el cambio de siglo hubo una reacción que llevó al poder gobiernos que intentaron corregir la deriva neoliberal con políticas de mayor contenido social y redistributivas. Ahora esos Gobiernos también están sufriendo los ataques del capital transnacional en el que participa la oligarquía nacional. Pero en Chile las cosas me materia laboral y de Seguridad Social parecen esculpidas en roca berroqueña por la dictadura y, a pesar de que ha habido varios gobiernos sedicentes progresistas, el plan laboral de Pinochet sigue vigente con muy pequeños retoques. La victoria de Bachelet en esta nueva etapa abrió algunas esperanzas, pero el tiempo pasa y se desvanecen poco a poco. No hay que ser muy avezado analista para ver que la oligarquía chilena tiene un enorme poder capaz de imponer sus intereses por encima de lo que digan los ciudadanos en las urnas. Ya va siendo hora de parar la arrogancia de esa odiosa y cruel minoría, como los trabajadores del cobre están intentado y, por ello, merecen la solidaridad internacional. 




4to Comunicado Público CTC
Emitimos este 4to Comunicado Público Oficial, a nombre de la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) y de los miles de contratistas y subcontratistas que actualmente se encuentran desplegados en el territorio nacional en el 4to día de paralización efectiva de labores, producto de la negativa de Codelco a negociar el Acuerdo Marco 2015, para informar lo siguiente:
1.     La CTC, el Movimiento Sindical y el país entero se encuentran consternados por el asesinato del trabajador contratista, Nelson Quichillao López, quien la madrugada del viernes 24 de julio, pasado las 02:00 horas, fue baleado por Fuerzas Especiales (FFEE), que se encontraban desde la noche anterior reprimiendo a los trabajadores movilizados en el territorio de El Salvador.  Cabe señalar que las FFEE acudieron al lugar con elobjetivo único de reprimir, neutralizar y dispersar la legítima movilización de los trabajadores, que se encontraban absolutamente desarmados.
2.     La CTC manifiesta públicamente las más sentidas condolencias a la familia de Nelson, a sus amigos y cercanos, y los compañeros de labores del sindicato en el que se organizaba. La clase trabajadora lo recordará por siempre como un luchador que sólo pudo ser abatido por el acero de las balas, percutadas por la represión policial.
3.     Denunciamos la brutal fuerza ejercida por FFEE de Carabineros, quienes han procedido en todo momento como “garantes de la seguridad del Capital” y no de los intereses del pueblo chileno para el cual está mandatada la institución de orden público. Dicha violencia había sido largamente denunciada por esta organización, que desde el día n°1 de la paralización nacional acusó exceso desmedido de la fuerza y la utilización de armamento represivo, sin tener respuestas ni cambios en el proceder por parte de la autoridad.
4.     Como clase trabajadora agregamos que no permitiremos ninguna víctima más a manos de la brutal represión dispuesta por Codelco y el Ministerio del Interior, a quienes por cierto responsabilizamos directamente de este lamentable y fatal hecho. Por tanto, le exigimos al Ministerio Público y a las autoridades de la Justicia chilena realizar un pronunciamiento formal y una investigación detallada y transparente, por cuanto las investigaciones desarrolladas por la institución de Carabineros al respecto, actualmente nos merecen desconfianza y carecen de todo tipo de legitimidad e imparcialidad.
5.     Finalmente, le exigimos al Gobierno de Chile, encabezado por la presidenta Michelle Bachelet y las autoridades competentes en la materia, que cesen con la escalada de violencia policial e institucional dispuesta por el Ministerio del Interior en las zonas movilizadas, a quien responsabilizamos de este homicidio por -al menos- incitar a la violencia y el enfrentamiento de FFEE y trabajadores.
Como CTC no permitiremos que este homicidio quede en la impunidad ni se convierta en un segundo “Rodrigo Cisternas”, por lo que -lejos de atentar contra la convicción de la clase- hoy los trabajadores lucharemos con más fuerza y determinación. Llamamos a las autoridades de Gobierno a asumir responsabilidades penales y políticas del hecho, que demuestra como Carabineros y las instituciones de orden tratan a la población trabajadora y honesta de este país como como a delincuentes.
Compañeras y compañeros, hoy más que nunca redoblamos el llamado a los trabajadores a reunirse en sus federaciones territoriales para coordinar y analizar el escenario que se avecina.  Juntos debemos defender nuestros derechos y la dignidad de la clase trabajadora, la que hoy ha sido golpeada pero no doblegada. No dejaremos que este asesinato sea acallado.  Ánimo, fuerza y mucha convicción a los trabajadores contratistas y subcontratistas de Codelco, que hoy se encuentran movilizados por su dignidad y la de sus familias.
No más represión ni muertos por luchar
¡Arriba los que luchan y no se rinden!
#AcuerdoMarco 2015: ¡AHORA!




jueves, 16 de julio de 2015

Habla Varoufakis

De lectura obligatoria es el texto de López Bulla “El estratego y el pitufo gruñón” (lopezbulla.blogspot.com.es ) que da buenas enseñanzas sobre la derrota de la Europa social en el caso griego. Para echar más luz cómo funciona el Eurogrupo y ver a las claras su falta de legitimidad es muy conveniente también leer estas declaraciones del Varoufakis. Buena lectura y que el coraje que produce sea canalizado de la mejor manera. 



Pregunta: ¿Qué tal está después de dimitir?
Respuesta: Me encuentro muy bien, sin esa vida enloquecida, absolutamente inhumana, durmiendo dos horas al día durante cinco meses, con la presión de negociar una postura que me resultaba difícil de defender. Había muchas cosas interesantes, pero también, al estar dentro, se confirmaron mis peores temores. La total falta de escrúpulos democráticos de los supuestos defensores de la democracia europea. Saber que nuestro análisis y el de ellos era el mismo y que, al mismo tiempo, nos miraban de frente y nos decían: ‘Tenéis razón, pero os vamos a aplastar de todas formas’.
P. Usted ha dicho que los acreedores no le soportaban “porque en el eurogrupo intento hablar de economía, que es algo que no hace nadie”.
R. No es que sentara mal, es que se negaban por completo a debatir argumentos económicos. Era plantear un argumento que te habías preparado mucho para asegurar su coherencia lógica y encontrarte con miradas en blanco. Como si no hubieras hablado. Y eso resulta llamativo para alguien acostumbrado al debate académico, en el que la otra parte siempre responde.
P. Cuando llegó usted, a principios de febrero, no habría una postura unificada...
R. Había varios que simpatizaban con nosotros a nivel personal, a puerta cerrada, sobre todo representantes del FMI. Pero dentro del eurogrupo, aparte de unas cuantas palabras amables, nada. [El ministro alemán de Finanzas, Wolfang] Schäuble siempre mantuvo la misma actitud: ‘El programa no se discute, porque el gobierno anterior lo aceptó y no vamos a cambiar por una elección. Con 19 países, siempre hay alguna elección pendiente y, si cada vez cambiáramos las cosas, los contratos entre nosotros no tendrían ningún valor’. Entonces tuve que responder que quizá no habría que celebrar elecciones en los países endeudados, y nadie me respondió, un silencio que solo puedo interpretar como que les parecía buena idea pero difícil de llevar a la práctica. Así que el que no firmara se quedaría fuera.
P. ¿Y Merkel?
R. No tenía ninguna relación con ella, porque los ministros de Finanzas hablan con sus homólogos, y el primer ministro es el que habla con la canciller. Me da la impresión de que ella era muy distinta. Intentaba tranquilizar a Tsipras, mientras que yo no oía nada similar ni del jefe del eurogrupo ni de Schäuble, que eran mucho más tajantes. Desde el principio [a principios de febrero].
P. ¿Y entonces por qué aguantó hasta el verano?
R. Porque no tenía alternativa. Nuestro Gobierno tenía el encargo de negociar, de crear el espacio y el tiempo para llegar a un acuerdo. No de pelearnos con los acreedores... La negociación fue interminable porque la otra parte se negaba a hacer concesiones. Insistían en un acuerdo global, es decir, en hablar de todo, que, en mi opinión, equivale a no querer hablar de nada. No hacían ninguna propuesta. Por ejemplo, con el IVA. Después de pedirnos que les diéramos todos los datos de las empresas estatales, que rellenáramos infinitos cuestionarios y presentáramos nuestras ideas, antes de poder negociar un acuerdo, cambiaban de tema y empezaban a hablar, por ejemplo, de privatizaciones. Les presentábamos nuestra propuesta, la rechazaban y pasaban a hablar de las pensiones, o del mercado de trabajo, y así sucesivamente.
Yo pensé desde el principio que nuestro país estaba muy mal, que sin duda debíamos implantar reformas. Como era urgente y había muchas presiones, le decía todo el tiempo a la troika que nos pusiéramos de acuerdo en tres o cuatro reformas importantes e inmediatas para que el BCE relajara las restricciones de dinero. Entonces aprobaríamos las reformas en el Parlamento y seguiríamos negociando. Pero ellos querían todo desde el primer momento. Dijeron que, si aprobábamos cualquier ley, lo considerarían una acción hostil y filtrarían a la prensa que estábamos haciéndoles perder tiempo. Era una auténtica trampa. Hasta que el FMI, cuando estábamos ya casi sin dinero, presentó unas reformas que eran imposibles de aceptar.
P. ¿Intentaron colaborar con otros países endeudados?
R. No, porque dejaron muy claro desde el principio que era nuestros peores enemigos, sobre todo si lográbamos un acuerdo más favorable para Grecia que les dejara en mal lugar ante sus propios ciudadanos.
P. ¿Y con partidos simpatizantes, como Podemos?
R. La verdad es que no. Siempre hemos tenido buena relación con ellos, pero no podían hacer nada, no tenían voz en el eurogrupo y, de hecho, cuanto más hablaban en favor de nosotros, más hostil se mostraba el ministro de Economía español.
P. ¿Cuál es el mayor fallo del funcionamiento del eurogrupo?
R. El problema es que es un grupo sin existencia legalmente reconocida, sin un tratado que lo sustente, pero con el máximo poder para decidir sobre las vidas de los europeos. No responde ante nadie, no hay actas de las reuniones, y es confidencial. De modo que ningún ciudadano se entera nunca de lo que se discute. A pesar de que son decisiones casi de vida o muerte.
P. ¿Y el grupo está controlado por las actitudes alemanas?
R. No por las actitudes, sino por el ministro de Finanzas de Alemania. Es una orquesta muy afinada, dirigida por él. A veces, la orquesta desafina, pero él se encarga de que vuelva al redil.
P. ¿No hay ningún poder alternativo, por ejemplo el francés?
R. El ministro francés es el único que se ha apartado de la línea alemana, pero de forma muy sutil, con lenguaje juicioso y sin oponerse del todo. Y al final, cuando Schäuble reaccionaba y marcaba la postura oficial, el ministro francés siempre acababa por aceptarla.
P. En su ensayo de 2013 sobre Marx decía que una salida de Grecia, Portugal o Italia de la eurozona produciría la fragmentación del capitalismo europeo, e insinuaba que esa situación no beneficiaría a la izquierda progresista sino más bien a los nazis de Amanecer Dorado, los diversos neofascistas y xenófobos europeos. ¿Sigue pensando que un Grexit ayudaría sin remedio a Amanecer Dorado?
R. No me gustan las versiones deterministas de la historia. Syriza se ha convertido en una fuerza muy dominante. Si consiguiéramos arreglar la situación y tener una salida [del euro] digna, el resultado podría ser otro. Pero dudo de que seamos capaces, porque para gestionar el desplome de una unión monetaria hace falta mucha pericia, y no estoy seguro de que en Grecia la tengamos sin ayuda externa
P. La idea de la salida debe de haberle rondado desde el primer día...
R. Por supuesto.
P. ¿Se prepararon para ello?
R. Sí y no. Teníamos un pequeño grupo, un gabinete de guerra dentro del ministerio, unas cinco personas para preparar sobre el papel todo lo que habría que hacer. Pero una cosa es hacerlo en teoría y otra preparar al país.
P. Y en sus últimas semanas, ¿sintió que se dirigían hacia esa decisión?
R. Mi opinión era que debíamos tener mucho cuidado para no activarla. No quería que se convirtiera en una profecía autocumplida. Pero también pensaba que, en cuanto el eurogrupo cerrase los bancos, deberíamos impulsar el proceso.
P. Es decir, había dos opciones, una salida inmediata o imprimir pagarés y hacerse con el control del Banco de Grecia, que quizá podría haber precipitado la salida.
R. Claro, nunca pensé que debíamos abandonar directamente la moneda. Mi postura era que, si cerraban los bancos, que era una medida increíblemente fuerte y agresiva, deberíamos responder en la misma medida pero sin cruzar el punto de no retorno. Deberíamos emitir nuestros propios pagarés o anunciar la emisión de nuestra propia liquidez en euros, recortar los bonos griegos de 2012 que tenía el BCE o al menos anunciar nuestra intención de hacerlo, y hacernos con el control del Banco de Grecia. Eran mis tres medidas en caso de que el BCE cerrase nuestros bancos.
Advertí a mis colegas de que iba a pasar, para obligarnos a aceptar un acuerdo humillante. Pero, cuando llegó el momento --ante la incredulidad de muchos de ellos--, mi propuesta fue rechazada. Solo me apoyó otro ministro. Me ordenaron cerrar los bancos de acuerdo con el BCE y el Banco de Grecia y, aunque estaba en contra, lo hice porque acepto las decisiones colectivas.
Entonces se celebró el referéndum, que nos dio nuevo impulso y nos habría permitido tomar esas medidas, pero esa misma noche el gobierno decidió que el restallante No del pueblo no iba a dinamizar nuestra respuesta, sino que iba a servir para hacer concesiones importantes: nuestro primer ministro se reuniría con los líderes políticos e iba a aceptar que, ocurriera lo que ocurriera, nunca nos mostraríamos agresivos. En definitiva, nos habíamos rendido. Dejamos de negociar.
P. Cambiando de tema, ¿puede usted explicar en términos sencillos sus objeciones al Capitalde Piketty?
R. Antes que nada, me da mucha vergüenza, porque Piketty nos ha dado a mí y al Gobierno un apoyo extraordinario, y yo hice una crítica horrible de su libro. Le agradezco mucho su postura de los últimos meses. Pero mis críticas siguen siendo válidas. Tiene razón en sus sentimientos sobre las desigualdades pero su análisis está equivocado.
P. ¿El problema está en su forma de medir la riqueza?
R. Sí, utiliza una definición de capital que hace que el capital sea imposible de comprender; es una contradicción.
P. Volvamos a la crisis. ¿Qué relación tiene con [Alexis] Tsipras?
R. Le conozco desde finales de 2010; en esa época yo era un destacado crítico del gobierno, pese a haberlo apoyado anteriormente. Tenía amistad con la familia Papandreu --sigo teniéndola--, pero llamó la atención que un antiguo asesor dijera que estábamos negando la existencia de la bancarrota y tratando de ocultarla con nuevos préstamos insostenibles. Tsipras era un líder muy joven que quería entender lo que estaba pasando y construir su posición.
P. ¿Recuerda su primer encuentro?
R. Sí. A finales de 2010, en una cafetería. Estábamos tres, y recuerdo que no tenía muy clara su opinión sobre el dracma frente al euro, las causas de la crisis, y yo en cambio tenía opiniones muy firmes. Iniciamos un diálogo que se prolongó durante años, y creo que pude influir en su posición.
P. ¿Qué siente ahora, después de cuatro años y medio, al no estar ya a su lado?
R. No lo siento así, seguimos estando muy próximos. Ha sido una despedida muy amistosa. Nunca tuvimos un conflicto entre nosotros. Y también tengo muy buena relación con Euclides Tsakalotos [el nuevo ministro de Finanzas].
P. ¿Ha hablado con ellos esta semana?
R. Con Tsipras no, pero con Euclides sí, es un buen amigo, y no envidio en absoluto su situación [risa irónica].
P. ¿Le sorprendería que dimitiera Tsipras?
R. Ya no me sorprende nada, nuestra eurozona es un lugar incómodo para las personas decentes. Tampoco me sorprendería que se quede y acepte un pésimo acuerdo. Comprendo que se siente obligado con los que nos han apoyado y no quiere que nuestro país se convierta en un Estado fallido. Pero no voy a cambiar mi opinión, la misma desde 2010, de que Grecia debe dejar de aplazar y fingir, debemos dejar de pedir nuevos préstamos y fingir que hemos resuelto el problema, cuando no es verdad; cuando nuestra deuda es todavía menos sostenible con nuevas medidas de austeridad que hunden aún más la economía y el peso recae cada vez más sobre los que no tienen nada, con la inevitable crisis humanitaria. No estoy dispuesto a aceptarlo. Que no cuenten conmigo.

Esta entrevista apareció por primera vez en www.newstatesman.com
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia


martes, 7 de julio de 2015

Las élites europeas están furiosas. Van a seguir agredienco a Grecia



La amplia mayoría del pueblo griego, con su NO, OXI, ha dado una lección de democracia y dignidad a las élites europeas del dinero, a sus servidores en las instituciones gubernamentales, de la Unión Europea y de los medios de comunicación y a todo el mundo. Como casi siempre, los más aduladores se han apresurado a alzar la voz para repetir la misma canción: el referéndum no cambia nada, al contrario, aleja la posibilidad de acuerdo. Pero si hubiese ganado el si, bien que habrían dicho que las cosas habrían cambiado, como que el Gobierno de Syriza  tendría que dimitir. Ahí están las voces de la primera ministra de Polonia (“tienen que dar pasos en el duro camino de las reformas”), de dirigentes de letonia, de Eslovaquia, etc…. Si hubiera coherencia tendrían que dimitir varios sujetos, como el presidente de la Comisión europea o el del Parlamento europeo, activos propagandistas del si. El caso de Valdis Dombrovskis, letón y vicepresidente de la Comisión, ha sido asombroso al llegar incluso a negar legitimidad al referéndum. Como buenos vasallos estaban intentando adelantarse a lo que digan desde Alemania, en donde, como era de esperar, no han tardado en mandar el mismo mensaje: No hay ayudas si no hay reformas ¿Qué reformas? Como siempre no se dicen abiertamente, pero si en las negociaciones: eliminar derechos laborales, aumentar los poderes empresariales, subir los impuestos indirectos, no aceptar que se graven las grandes fortunas ni controles a los bancos, privatizar servicios públicos… Eso, precisamente, es a lo que los votantes griegos han dicho por aplastante mayoría NO. El vicepresidente Dombrovskis, frente a ese incontestable ejercicio de democracia, ha dicho que hay otras 18 democracias en Europa, como diciendo que 18 son más que una y que hay unos contribuyentes europeos a los que les deben los griegos, pero ¿Se les ha preguntado a los ciudadanos de esas 18 democracias si están de acuerdo con los recortes de derechos sociales  y se les ha explicado que los recursos económicos entregados en el caso griego no fueron para la población griega sino para convertir deudas privadas de los bancos (sobre todo alemanes y franceses) en deuda pública?

La furia de las élites contra Grecia no ha hecho sino empezar, porque el referéndum griego ha puesto sus vergüenzas al aire, por eso la solidaridad con Grecia en las calles y ágoras de Europa, hasta ahora más bien escasa, debe ser una necesidad para quienes quieran salvar la democracia en Europa. El ateniense Teseo acabó con el Minotauro que exigía en su laberinto de Creta el sacrificio de jóvenes que le tenían que ser entregados con regularidad para ser devorados.  Hoy el Minotauro anda por los laberintos de Bruselas, Washington, Frankfurt y Berlin y exige el sacrifico de jóvenes y mayores. Los ciudadanos europeos no podemos dejar solos a los griegos, cual Teseo, en su lucha desigual con el monstruo porque nos va mucho en ello. 


lunes, 6 de julio de 2015

POR LA UNIDAD

Dice Francisco Trillo: 

El próximo 18 de julio, en Ciudad Real, tendrá lugar un Encuentro de Candidaturas de Unidad Popular. El objetivo de este Encuentro de trabajo, reflexión y debate es doble.
Por un lado, se abordarán los principales retos del municipalismo dirigidos a transformar nuestras ciudades y mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos. Se trata, pues, de una puesta en común de aquellas cuestiones más relevantes y urgentes desde el punto de vista social para con ello ofrecer vías de reversión a la degradación a la que se ha visto sometida la existencia de tantas y tantas personas durante estos años de imposición de las políticas del sufrimiento, que con tanto rigor han sido aplicadas por el Gobierno del Partido Popular. Las diferencias entre ciudades, así como de situaciones entre las diversas Candidaturas de Unidad Popular, unas gobernando y otras en la oposición, permitirán enriquecer con toda seguridad el debate sobre cómo alcanzar el objetivo de la mejora de las condiciones de vida de las mayorías sociales, sin incurrir en ciertos determinismos dogmáticos.     
Este primer objetivo será precedido, por lo demás, de una presentación de los diversos sujetos y actores que en primera instancia propiciaron, aún sin saberlo, la situación política tan interesante en la que nos encontramos al día de hoy. Es, por tanto, un necesario y obligado reconocimiento al conflicto como vehículo de expresión ciudadana que permite re-articular escenarios políticos que favorezcan y promuevan una recuperación social olvidada ideológicamente por lo leguleyos del poder económico y financiero.
El segundo de los objetivos, sin embargo, pretende recorrer precisamente la relación entre las organizaciones políticas y las personas que han participado intensamente en la lucha por la defensa de los derechos sociales, económicos y culturales de las mayorías sociales. O lo que es lo mismo, analizar qué elementos han contribuido de forma favorable a trabar la recuperación de la representación política que, como se sabe, ha oscilado desde un oscuro No, nos representan  a un esperanzador Sí, si nos representan. Es ésta, con toda seguridad, la cuestión más compleja que ha planeado sobre las Candidaturas de Unidad Popular en las elecciones municipales y autonómicas  y que ahora de cara a las elecciones generales continúa sobrevolando el debate político. A este respecto, si bien parece existir un sentimiento generalizado, o más bien un sentido común extendido, sobre la necesidad de proponer con mayor intensidad las Candidaturas de Unidad Popular de cara a la próxima cita electoral, no resulta tan evidente el modo y las fórmulas que permitirían alcanzar dicho escenario.
Sin lugar a dudas, las experiencias acumuladas al respecto durante la gestación de las Candidaturas de Unidad Popular que hoy conocemos y valoramos tan positivamente deben constituir el eje sobre el cual proyectar cualquier debate social y político sobre cómo afrontar, por un lado, la cita electoral de las elecciones generales y, por otro, más importante todavía, la materialización del objetivo de la mejora de las condiciones de vida de las personas.
En última instancia, este Encuentro se presenta como una posibilidad de participación ciudadana que contribuya a concretar qué sendas resultarían más adecuadas para consentir un verdadero cambio político con ocasión de las elecciones generales. Además, los organizadores del Encuentro entienden que a través de su realización se puede coadyuvar a la superación de determinadas situaciones, ajenas al interés ciudadano, que puedan terminar con las esperanzas de un verdadero cambio político que tanto anhelan todas aquellas personas que han luchado de forma decisiva por la democracia durante este último lustro.
En suma, nos encontramos ante una oportunidad de incidir en un debate, el de las Candidaturas de Unidad Ciudadana, que se ve necesitado de una participación –y apropiación- ciudadana más allá de los planteamientos y estrategias que determinados partidos políticos están realizando al respecto. El debate está servido.