jueves, 9 de enero de 2014

Carta del escritor Italo Calvino a favor del aborto.

Cuando la segunda ola de feminismo se encontraba en su momento de plenitud, en 1975, el escritor Italo Calvino envió una carta al intelectual Claudio Magris, como respuesta a su artículo en contra del aborto llamado “The Deluded”, publicado en el periódico italianoCorriere della sera.

A continuación las palabras de Calvino:

Traer a un niño al mundo tiene sentido sólo si el niño es deseado consciente y libremente por sus padres. Si no, se trata simplemente de comportamiento animal y criminal. Un ser humano se convierte en humano no sólo por la convergencia causal de ciertas condiciones biológicas, sino a través del acto de voluntad y amor de otras personas. Si este no es el caso, la humanidad se vuelve —lo cual ya ocurre— no más que una madriguera de conejos. Una madriguera no libre sino constreñida a las condiciones de artificialidad en las que existe, con luz artificial y alimentos químicos.

Sólo aquellas personas que están 100% convencidas de poseer la capacidad moral y física no sólo de mantener a un hijo sino de acogerlo y amarlo, tienen derecho a procrear. Si no es el caso, deben primeramente hacer todo lo posible para no concebir y si conciben, el aborto no representa sólo una triste necesidad sino una decisión altamente moral que debe ser tomada con completa libertad de conciencia. No entiendo cómo puedes asociar la idea del aborto con el concepto de hedonismo o de la buena vida. El aborto es un hecho espeluznante.

En el aborto la persona que es vulnerada física y moralmente es la mujer. También para cualquier hombre con conciencia cada aborto es dilema moral que deja una marca, pero ciertamente aquí el destino de una mujer se encuentra en una situación desproporcionada de desigualdad con el hombre, que cada hombre debería morderse la lengua tres veces antes de hablar de estas cosas. Justo en el momento en que intentamos hacer menos bárbara una situación en la cual la mujer está verdaderamente aterrada, un intelectual usa su autoridad para que esa mujer permanezca en este infierno. Déjame decirte que eres verdaderamente responsable, por decir lo mínimo. Yo no me burlaría tanto de las “medidas de higiene profiláctica”, ciertamente nunca te has sometido a rasgarte el vientre. Pero me encantaría ver tu cara si te forzaran a una operación en la mugre y sin los recursos que hay en los hospitales.

Lamento que tal divergencia de opiniones en estas cuestiones éticas básicas haya interrumpido nuestra amistad.


Italo Calvino, con claridad y con gran profundidad, pone en esta carta las cosas en su sitio.  Traer seres humanos al mundo no es, o mejor, no debería ser, solo consecuencia de una actividad  biológica. Si para la adopción el Estado toma, con buen criterio, toda una serie de precauciones que tienden en sustancia a comprobar la idoneidad de los adoptantes, no se ve porqué no se deben adoptar precauciones semejantes de cara a la concepción biológica. Negar la fuerza de la atracción sexual y sepultarla bajo su condena no evita que exista y que el sexo se practique. Lo sensato entonces sería fomentar una adecuada educación de ciudadanía, una de cuyas partes es la educación sexual. Pero en España la moralidad que trata de imponer la iglesia católica, no solo a su grey, si no a todo el mundo, niega el sexo como fuente de placer y propugna políticas que erradiquen la educación sexual lo que lleva a muchas personas a la procreación cuando en modo alguno  la deseaban y, en tantos casos, no teniendo la mínima idoneidad de ser padres. ¡ Basta de tanta hipocresía como la que rezuma el anteproyecto de ley de aborto del PP! Es otra muestra de su empeño en hacer de  l@s español@s súbdit@s y no ciudadan@s libres.