viernes, 13 de agosto de 2010

LAS SENSATAS PERORACIONES DE MACARIO LAFONTAINE




Reproducimos las atinadas observaciones de nuestro amigo Macario Lafontaine, ciudadano europeo residente en la región de la Vera, en el Noreste de Extremadura, desgranadas al calor de una animada conversación sostenida con el estimulo de un refrescante blanco de Rueda.


Reunidos un grupo de buenos cofrades en casa del Coleta, el amigo Macario sostiene que ahora es más vigente que nunca que el trabajo y su valorización es el medio para alcanzar más dignidad y libertad. Ahora se ha visto a dónde ha llevado la euforia que en los recientes tiempos pasados bastaba con cruzar el umbral de una sucursal bancaria para alcanzar los sueños consumistas que sólo parecían existir en el mundo de la publicidad. El piso y el coche nuevo venían como caídos del cielo. Parecía que era el banco el que te arreglaba la vida, no el trabajo, que sólo era sinónimo de esfuerzo y sufrimiento; pero, he aquí, que ahora algunos padres jubilados ven como su modesta casa está en peligro pues habían acudido como avalistas de sus hijos, que ahora, en paro, no pueden hacer frente al pago de la hipoteca. El banco, de bienhechor, ha pasado a mostrar su mano de hierro.


Pero pasando de lo particular (aquí no se dan nombres, como pide la educación ) la conversación discurrió a los grandes temas que están en la mente de todos. Esos mismos bancos que recurrieron al dinero de todos para salvarse, ahora ahogan a los pobres sin que los Estados hayan sido capaces de poner orden en el tráfico financiero mundial, aunque para el que la quiera ver, dice Macario, la lección está escrita en el libro de la vida. Ha sido la inexistencia del trabajo digno y bien remunerado, que es la base del bienestar general, lo que lo que traído los males actuales. Los últimos años han sido testigos de un progresivo aumento de las desigualdades a escala planetaria (y también en Europa) que es lo que al final ha hecho caer la ficción del mundo feliz sostenido por el crédito fácil. El resto de los cofrades estaban de acuerdo pero, europeístas españoles de primera hora, dirigieron con amargura sus dardos la Unión Europea por el lamentable papel que en este momento está jugando.


La Unión Europea, muda al principio de la crisis, se ha convertido en servil vasalla del gran capital transnacional y en lugar de valorar el trabajo, está caminado por una senda suicida marcada por los ideólogos neoliberales. El mismo Coleta, aún en su papel moderador, suscribió con fervor la común opinión de la cofradía de que si Europa ha dado algo bueno en el siglo XX ha sido el Estado Social y Democrático de Derecho y esa debería de ser su aportación al orden mundial en el siglo XXI. En este punto de la conversación, los cofrades reunidos alzaron sus copas en emocionado recuerdo del historiador recientemente desaparecido Tony Judt, y a la siguiente ronda empezaron, como es natural, a hablar mal del Gobierno y aunque Macario trataba de moderar los excesos, no tuvo mas remedio que aceptar con pesar que las ilusiones socialdemócratas han desaparecido con la reforma laboral en marcha.


Admitió que para ser coherente con sus ideas no hay más remedio que aceptar que el camino emprendido por el Gobierno refuerza el poder de los compradores del trabajo (ahora llamados emprendedores) en contra de los trabajadores. Lo malo, según se llegó a una deducción común, es que las cosas, tal y como están, no van a parar aquí si no les ponemos remedio. El capital es insaciable y quiere más, como lo muestra el coro de sus economistas sicofantes que siguen tratando de ensordecer a la gente en los medios de deformación de la opinión con la cantinela de sus falacias para reducir mas los derechos de los trabajadores. Pero eso está por ver, un grito unánime salió de todas las gargantas de la sensata concurrencia “nunca medraron los bueyes en los páramos de España”, ni menos en las vegas ni en las montañas, ni, como, es natural, en las ciudades, como se demostrará en la huelga general del 29 de septiembre
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