viernes, 29 de octubre de 2010

MARCELINO CAMACHO, UN HOMBRE IMPRESCINDIBLE




Recurrir a B. Brecht cuando decía aquello que los que luchan todos los días son imprescindibles para aplicarlo a Marcelino Camacho no es muy original porque es una evidencia. Marcelino ha fallecido esta madrugada y, aunque esperada, la noticia nos deja tristes porque se ha ido alguien que ha sido amado, respetado y admirado como pocos de su tiempo. Unos tiempos duros los que le tocó vivir en los que siempre estuvo luchando contra la injusticia con un coraje que no doblegó la represión franquista. La libertades que hoy tenemos todos se las debemos a gente como Marcelino y tantas otras que como él no dudaron en enfrentarse con el fascismo para mejorar la suerte de los trabajadores. Pero no solo hay que exaltar aquí su coraje, sino su inteligencia y aportación en la construcción de un sindicalismo moderno. La autonomía sindical, que es una de las señas de identidad de Comisiones Obreras, debe mucho a la lucidez de Marcelino. Hay que recordar aquí que dimitió de su cargo en el Comité Central del Partido Comunista, no porque hubiese dejado de ser comunista, sino para preservar la autonomía del sindicato, un sindicato que sigue aspirando a una sociedad igualitaria y sin explotación, pero que no acepta jugar el papel ancilar de “correa de transmisión” de un partido determinado.

Está muy en boga descalificar al comunismo por sus realizaciones totalitarias y los crímenes que en su nombre se han cometido. Denunciar esos crímenes y el totalitarismo es necesario, pero no olvidemos algunos hechos entre los cuales está que en España es difícil encontrar personas tan limpias, tan generosas, tan entregadas a la lucha por un mundo mejor en tan alto número como las que formaron parte de la familia comunista, entre las que Marcelino destaca. Es una vergüenza de nuestra sociedad que jueces que dictaban duras condenas contra los luchadores por la libertad y la igualdad siguieran ejerciendo en la democracia su profesión sin el menor rubor, es algo que Marcelino, por ejemplarizarlo en él, no se merecía. La muerte es la gran ausencia, pero es total cuando sobre los que se han ido cae el olvido. No queremos que eso ocurra con Marcelino y por eso seguirá con su ejemplo entre nosotros en las aspiraciones de un mundo más justo, más igualitario y más libre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Les invito a un nuevo blog sobre medicina y derecho.
http://medicinavsdercho.blogspot.com
Un saludo.

Christian dijo...

Un rojo menos, ojala pronto mueran todos los demas.