domingo, 6 de febrero de 2011

DECLARACION DE CC.OO. UGT Y DGB

Declaración conjunta de la DGB, CC OO y UGT a la cumbre hispano alemanaEuropa en la encrucijada


Ante la Cumbre política bilateral hispano-alemana que se celebra en Madrid, hoy día 3 de Febrero de 2011, los sindicatos UGT, CC OO y DGB deseamos manifestar nuestra profunda preocupación por la situación política, económica y social en la que se encuentra actualmente la Unión Europea.



Desde la primera cumbre hispano-alemana, celebrada en 1983, la Unión Europa como proyecto político y económico ha pasado por distintas fases, experimentando progreso en términos generales. Sin embargo, nunca como hoy la cooperación, la decisión y voluntad política de los gobernantes europeos han sido tan decisivas para hacer frente de un modo conveniente a los graves problemas a los que se enfrentan las economías europeas, tras la crisis iniciada en 2007-2008. Hoy en día, bastantes de ellas están zarandeadas, en la actual fase de crisis de las deudas soberanas, por la acción de los especuladores en los mercados financieros.
La recuperación económica de los países de la Unión no tendrá éxito si se basa en la adopción de las políticas económicas conservadoras de ajuste presupuestario y de reformas estructurales de signo neoliberal, sino que debe fundamentarse en la promoción del crecimiento sostenible de la economía y del empleo y el mantenimiento de la cohesión social.
Las políticas de austeridad y ajuste presupuestario y de reformas estructurales impulsadas por las instituciones de la UE están suponiendo el mayor y más generalizado ataque a los Estados de bienestar y a los derechos sociales y laborales que han conocido los ciudadanos europeos desde el final de la segunda Guerra Mundial.
Apelamos a la responsabilidad de los gobiernos español y alemán: Europa se encuentra en una encrucijada. Aferrarse a las medidas hasta ahora adoptadas que sólo favorecen a los mercados pondrá en grave peligro la estabilidad del sistema del euro. Esto llevaría a una degradación económica, política y social de todos los países implicados. Por este motivo debemos adoptar todas las medidas necesarias para conjurar este peligro y fomentar el crecimiento y el empleo y estabilizar el euro.
El establecimiento de un mecanismo de estabilidad financiera permanente, aprobado por el Consejo Europeo del pasado mes de diciembre, aún siendo una muestra del compromiso de la UE con sus Estados miembros y con el euro, no solucionará la crisis de la eurozona a la vista de la magnitud de los problemas.
Resulta imprescindible el cumplimiento de la Agenda establecida en la Cumbre del G20 de Londres para una nueva regulación del sistema financiero internacional. Si no se alcanza a nivel mundial, el ámbito de la UE debería ser suficiente para las principales medidas.
Entre las medidas a contemplar cabrían, entre otras, la prohibición de las operaciones especulativas a la baja en los mercados financieros, la intervención del Banco Central Europeo (BCE) comprando en las cantidades que fueran necesarias bonos de los Estados miembros más afectados, la creación de una Agencia Europea de la Deuda que emitiese bonos de deuda europeos (eurobonos) y el muy necesario establecimiento de un Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF).
También es posible -y política y moralmente exigibles- la erradicación de los paraísos fiscales y la regulación de las retribuciones y bonos de los directivos de las instituciones financieras.
Deseamos también transmitir que compartimos plenamente el rechazo de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) a las propuestas de la Comisión Europea para la gobernanza económica de la UE, por centrarse casi exclusivamente en el endurecimiento de los medios de vigilancia y control de los déficits y deudas públicas, olvidando todo lo relacionado con el crecimiento de la economía y el empleo y la política fiscal, al tiempo que se pretende a través de ellas imponer determinadas reformas, que no significan otra cosa que recortes de derechos, en campos en los que la UE no tiene competencias.
Las reformas estructurales y la consolidación fiscal por sí solos no llevarán a la recuperación de las economías europeas. Por el contrario, esta concepción errónea está retrasando la salida de la crisis y promoviendo injusticias sociales y desigualdad y el descrédito del proyecto de integración europea entre los trabajadores y trabajadoras. El gran incremento de la desigualdad social ha contribuido fuertemente a generar la actual crisis, lo mismo que ocurrió en la Gran Depresión de 1930. La desigualdad social que se está fomentando en la salida de la actual crisis es el germen de crisis futuras.
Instrumentos de desigualdad social son los contenidos de las llamadas reformas estructurales impulsadas por las instituciones de la UE y que afectan a cuestiones tan relevantes como los sistemas de pensiones y de protección social, los mercados laborales o la negociación colectiva. En particular manifestamos nuestro completo desacuerdo con las reformas de los sistemas de pensiones que empobrecen a las personas mayores y que introducen recortes profundos de las prestaciones para minar los sistemas públicos de jubilación. Además rechazamos las propuestas que vayan dirigidas a debilitar la negociación colectiva. Junto con las políticas de ajuste presupuestario estas reformas -concebidas ante todo como recortes de derechos sociales e instrumentos para disminuir los costes laborales y los gastos sociales- son la manifestación más clara de que los actuales gobernantes europeos pretenden cargar todo el coste de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y pensionistas.
Las tres confederaciones sindicales consideran que las reformas laborales y sociales tienen que ser fruto del diálogo social y de acuerdos con los interlocutores sociales. En ese sentido, valoran positivamente los acuerdos que recientemente se han alcanzado en España sobre pensiones y negociación colectiva, entre otros aspectos.
Pretender que los países europeos refuercen su competitividad en la economía global mediante la disminución de los costes laborales y el gasto social, en lugar de hacerlo en los factores que cimientan la economía del conocimiento, es un gravísimo error. Error en lo económico. Y error en lo político: así se deteriora la integración política europea.
Las sentencias del Tribunal de Justicia Europeo sobre los casos Viking, Laval, Rüffert y Luxemburgo, que legalizan el dumping social y salarial en el seno de la UE, han demostrado que la legislación europea necesita un mecanismo para asegurar la prevalencia de lo social. Reclamamos, en consonancia con la posición de la CES, la inclusión, durante el próximo proceso de revisión del Tratado de Lisboa, de una cláusula de progreso social que evite este tipo de prácticas y establezca la primacía de los derechos sociales fundamentales. En el mismo sentido, manifestamos nuestra preocupación por el futuro de las directivas sobre trabajadores extranjeros que se están tramitando en estos momentos (permiso único, temporeros y traslado de trabajadores dentro de una misma empresa). Nos parece imprescindible que se basen en los principios de la igualdad de trato y la no discriminación y que no favorezcan una mayor fragmentación del mercado de trabajo.
La DGB, CC OO y UGT deseamos también subrayar que compartimos las opiniones de destacados analistas que afirman que Europa está perdiendo sus valores y su alma. A los valores de la Economía social de mercado, hoy plenamente cuestionados, se unen los de defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos. Un ejemplo de esto último se ha vivido en la actuación de la diplomacia europea frente a la revolución democrática en Túnez, alineándose hasta el último minuto, explícitamente o de facto por medio de un intolerable silencio e inoperatividad, detrás del dictador Ben Ali. También al no promover con claridad el cambio democrático en Egipto, y otros países de la región.
Frente a esta situación que criticamos, y reafirmándonos en nuestras convicciones sobre el valor del proyecto de integración política de la UE inseparable de su modelo social, la DGB, CC OO y UGT, de acuerdo con la orientación de la CES, consideramos fundamental alcanzar un gran acuerdo político y social europeo que, además de abordar una solución urgente y solidaria a la crisis de la deuda, impulse un Plan de recuperación de las economías europeas, basado en la inversión en infraestructuras de transporte y energía, redes de comunicación, I+D+i., educación y formación, y una transición justa a una economía verde. Exigimos que la Cumbre extraordinaria de líderes de la UE que se celebrará mañana en Bruselas, dedicada a energía e innovación, y la Cumbre de Primavera del Consejo dirijan sus esfuerzos en esta dirección.

Madrid, 3 de febrero de 2011

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