La doctrina del shock está siendo aplicada a rajatabla por el
Gobierno del PP siguiendo las órdenes de los eurócratas de Bruselas y del
BCE. El sueño de una Europa como espacio de democracia, libertad e
igualdad que fuese ejemplo de un orden interno mundial de que auspiciaba, entre
otros muchos, Habermas, ha desaparecido. La UE se ha convertido en una amenaza para la
democracia al ponerse al servicio de la oligarquía financiera europea.
El caso español sigue la senda de Grecia, Italia, Portugal,
Irlanda. Pero el deterioro democrático también llega a Alemania y otros países
centrales si persiste en esa política de estabilidad financiera, política
fiscal regresiva y adelgazamiento del Estado social.
En 2007 España era desde el punto de vista de los ortodoxos de
la estabilidad financiera modélica. No había déficit, sino superávit en las
cuentas públicas, lo que invalida la propaganda mentirosa del actual gobierno
de que el anterior era despilfarrador que gastaba más de lo que tenía. La deuda
pública era muy pequeña, una de las más bajas de Europa Así las cosas el
Gobierno Zapatero puso en práctica una desastrosa política fiscal de reducción
de impuestos a las clases acomodadas. El Estado se financiaba sobretodo con
impuestos sobre el consumo (IVA) y sobre las rentas del trabajo. Por ello con
el estallido de la crisis, con la consecuencia de desempleo y retracción del
consumo, el Estado entra en déficit, no tanto por exceso de gasto, sino, sobre
todo, por defecto de ingresos. A partir de ahí la llegada del PP al gobierno
la hace negando que va a aplicar subida de impuestos y recortes en los
servicios sociales. Pues bien, no ha hecho otra cosa desde que ha
llegado. Los recortes en sanidad y educación han sido brutales, hasta el
momento 10.000 millones de euros, pero se anuncian más. Pero más brutal es que
al mismo tiempo se han dado enormes cantidades a los bancos. Solo a Bankia, el
banco mimado del PP, ha recibido más 24.000 millones. Más del doble de
todos los recortes en sanidad y educación.
Las medidas
anunciadas son de una brutalidad que solo seres despiadados y serviles son
capaces de hacer. Ayer se anunciaron nuevas medidas: Debilitarán lo público
mediante la reducción de salarios y del volumen de empleo de los servidores
públicos quienes vienen sufriendo una dura campaña de desprestigio en los
medios de comunicación. Atacarán la Seguridad Social al reducir la cuota patronal en
dos puntos, al reducir la prestación por desempleo, al aumentar la edad de
jubilación y endurecer los requisitos para el acceso a la pensión. Favorecerán
los fondos de pensiones privados. Han destrozado las prestaciones para las
personas dependientes, subirán el IVA, que es el impuesto más regresivo que
existe, eliminarán las deducciones fiscales por compra de vivienda y, sin
embargo, ni una sola medida impondrán que haga cargar las consecuencias de la
crisis a aquellos que la provocaron. Estas medidas, sumadas a las que ya
han adoptado, como la reforma contralaboral, traerán pobreza, desempleo,
atraso. Condenaran a una generación a la desesperación. Será la generación
joven actual la más preparada de la historia de España, pero será una
generación perdida. Cabe preguntarse cómo es posible que sabiendo que
esas son las consecuencias el Gobierno de la nación haya adoptado esas medidas.
La respuesta del gobierno es doble. Una es cierta: Son medidas exigidas por
Bruselas y los “mercados”. Otra es falsa, cual es que a largo plazo traerán
empleo. Pero ambas vienen en el apestoso envoltorio de la mentira: Se ha
despilfarrado con anterioridad, dicen, y otros son los responsables de
estos desatinos. La realidad es que todas esas medidas sirven para que ante
todo cobren sus deudas los bancos alemanes (y franceses y belgas) que habían
dado a manos llenas dinero a la banca española para ganar todos ellos con la
burbuja inmobiliaria. Ese era el problema, la enorme deuda privada española.
Las ayudas europeas van destinadas, no a mejorar las condiciones de vida de los
ciudadanos europeos, españoles incluidos, sino a beneficiar a la oligarquía
financiera. Un solo dato: No se sabe a ciencia cierta cuanto millones de euros
necesitan los bancos españoles, pero los últimos recortes anunciados para el
sector público suponen 65.000 millones. La cantidad máxima solicitada de Europa
es de 100.000, y se dice “ off the record” que la banca española necesita con
urgencia 63.000 millones. Las cifras casan ¿no?.
Así las cosas no hay que ser adivinos para ver un panorama de
graves conflictos sociales, como el de la minería. En ese conflicto se ha visto
cómo los mineros han recibido una ola de solidaridad mostrada con evidencia en
Madrid en el día de ayer. La respuesta violenta de Gobierno no se ha hecho
esperar. Negro panorama para el otoño.
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