La amplia
mayoría del pueblo griego, con su NO, OXI,
ha dado una lección de democracia y dignidad a las élites europeas del dinero,
a sus servidores en las instituciones gubernamentales, de la Unión Europea y de
los medios de comunicación y a todo el mundo. Como casi siempre, los más
aduladores se han apresurado a alzar la voz para repetir la misma canción: el
referéndum no cambia nada, al contrario, aleja la posibilidad de acuerdo. Pero
si hubiese ganado el si, bien que habrían dicho que las cosas habrían cambiado,
como que el Gobierno de Syriza tendría que dimitir. Ahí están las voces
de la primera ministra de Polonia (“tienen que dar pasos en el duro camino de
las reformas”), de dirigentes de letonia, de Eslovaquia, etc…. Si hubiera
coherencia tendrían que dimitir varios sujetos, como el presidente de la Comisión europea o el del
Parlamento europeo, activos propagandistas del si. El caso de Valdis
Dombrovskis, letón y vicepresidente de la Comisión , ha sido asombroso al llegar incluso a
negar legitimidad al referéndum. Como buenos vasallos estaban intentando
adelantarse a lo que digan desde Alemania, en donde, como era de esperar, no
han tardado en mandar el mismo mensaje: No hay ayudas si no hay reformas ¿Qué
reformas? Como siempre no se dicen abiertamente, pero si en las negociaciones:
eliminar derechos laborales, aumentar los poderes empresariales, subir los
impuestos indirectos, no aceptar que se graven las grandes fortunas ni
controles a los bancos, privatizar servicios públicos… Eso, precisamente, es a
lo que los votantes griegos han dicho por aplastante mayoría NO. El
vicepresidente Dombrovskis, frente a ese incontestable ejercicio de democracia,
ha dicho que hay otras 18 democracias en Europa, como diciendo que 18 son más
que una y que hay unos contribuyentes europeos a los que les deben los griegos,
pero ¿Se les ha preguntado a los ciudadanos de esas 18 democracias si están de
acuerdo con los recortes de derechos sociales y se les ha explicado que
los recursos económicos entregados en el caso griego no fueron para la
población griega sino para convertir deudas privadas de los bancos (sobre todo
alemanes y franceses) en deuda pública?
La furia de las
élites contra Grecia no ha hecho sino empezar, porque el referéndum griego ha
puesto sus vergüenzas al aire, por eso la solidaridad con Grecia en las calles
y ágoras de Europa, hasta ahora más bien escasa, debe ser una necesidad para
quienes quieran salvar la democracia en Europa. El ateniense Teseo acabó con el
Minotauro que exigía en su laberinto de Creta el sacrificio de jóvenes que le
tenían que ser entregados con regularidad para ser devorados.
Hoy el Minotauro anda por los laberintos de Bruselas, Washington,
Frankfurt y Berlin y exige el sacrifico de jóvenes y mayores. Los ciudadanos
europeos no podemos dejar solos a los griegos, cual Teseo, en su lucha desigual
con el monstruo porque nos va mucho en ello.
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