Desde 1980, en que
se promulgó, el Estatuto de los Trabajadores ha sufrido, salvo error, 52
reformas. La inmensa mayoría de las mismas ha ido en el camino de
“flexibilizar” las relaciones de trabajo mediante la progresiva degradación de
lo que constituye el núcleo del Derecho del Trabajo, es decir, las garantías
que protegen a la persona que trabaja para preservar un cierto grado de su
dignidad. Casi siempre la justificación de tal degradación ha sido la necesidad
de luchar contra el desempleo, con lo que de modo implícito o explicito se da
por asumido que la existencia de tales garantías son un freno a la creación de
empleo. Los mentores de estas “reformas” vienen a decir que aumentando los
poderes unilaterales del empresario aumentará el empleo. Que la realidad haya
negado de modo contundente la veracidad de ese razonamiento no ha impedido que
de pertinaz manera se haya insistido en la misma línea. El Derecho del Trabajo
ha sido sometido a una degradación progresiva para convertirlo en un
epifenómeno de una espuria política de empleo cuyo evidente fracaso, ¡que
sarcasmo!, se trata de justificar por la insuficiencia de las “reformas”, que
si no han funcionado es porque la degradación de derechos de los trabajadores
no ha sido suficiente. “Más madera”, piden los asilvestrados líderes de
la patronal y otros talibanes del dogma neoliberal que ocupan relevantes
puestos en la UE y
otros organismos internacionales, como en aquella película de los hermanos Marx
en que el propio tren en el que viajaban acabó consumido, una metáfora
coherente con su pretensión de enterrar al Estado Social y Democrático de
Derecho, aquel que según el presidente del Banco Central Europeo ha muerto. Es
una lucha iniciada hace algo más de 30 años años por las élites oligárquicas
contra la inmensa mayoría de la ciudadanía que ahora se ha radicalizado. No son
respuestas a la “crisis”, es el intento de establecer un nuevo orden político,
social y económico que consagre y aumente la desigualdad y limite los derechos
políticos. Es decir, la degradación de la democracia.
Para que esa
operación se consume es necesario imponer por diversos medios (el miedo es uno
de los más eficaces) la resignación de la ciudadanía, la aceptación de que no
hay alternativas. Una manifestación de esa resignación es dar por hecho que no
hay vuelta atrás en los recortes de derechos de los trabajadores, que cada
reforma laboral es un giro de tuerca más en la misma dirección sin posibilidad
de reversión.
Pero ahora las
cosas están cambiando, desde las reformas de 2010 y de 2011 la agresión es tan
radical que no cabe sino una respuesta amplia restauradora de derechos. En la
esfera de Parapanda, Jose Luís López Bulla, ante unas afirmaciones del líder
del PSOE, Pedro Sánchez, en las que prometía la derogación de la reforma laboral
del PP, recordaba que Gramsci dejó escrito: «El movimiento histórico nunca
vuelve atrás y no existen restauraciones in
toto», de lo que deducía que de lo que se trata entonces no es de
restaurar, sino de reconstruir (http://lopezbulla.com.es/ 2014_08_01_archive.html),
por eso pedía leer la letra pequeña de esa promesa, que, en todo, caso
bienvenida sea.
En 2010 los
sindicatos confederales presentaron una iniciativa legislativa popular sobre
los aspectos más importantes de la relación de trabajo que no fue tenida en
cuenta por la mayoría parlamentaria de entonces y mucho menos por la actual.
Tal vez se haya echado de menos un proyecto sindical de “máximos” que armase la
respuesta ideológica a las brutales agresiones que los trabajadores están
sufriendo. Ahora el grupo parlamentario Izquierda
Plural, el 7 de octubre de 2014,
ha presentado a la Mesa del Congreso de los Diputados una Proposición
no ley para promover el derecho al trabajo digno. A través de 50 propuestas
ya podemos ver la letra pequeña de aquella tan necesaria reconstrucción. Tales
propuestas se refieren a lo que es la esencia del Derecho del Trabajo como el
acceso al empleo; a los “ejes transversales de la relación de trabajo”, en
donde se pone especial énfasis en el derecho a la igualdad y no discriminación
y auténtica conciliación de vida laboral y profesional; a la formación
profesional y los contratos formativos; a la causalidad en el contrato de
trabajo; a una nueva regulación del contrato a tiempo parcial; a la
contratación temporal, la clasificación y la movilidad profesional; al salario
y sus garantías; a la flexibilidad interna negociada; a la
externalización productiva; al despido , en donde entre otras muchas medidas se
propone que la opción por la readmisión o la indemnización en los despidos
declarados improcedentes corresponda al trabajador y, finalmente y como no
podía ser de otro modo, a un conjunto de propuestas protectoras de la
libertad sindical, la autonomía colectiva y la eficacia de los convenios
colectivos.
El día 24 de
octubre, en la sala Clara Campoamor del Congreso de los Diputados, se
organizó un acto público sobre esta propuesta que fue presentado por Jose Luís
Centella y en el que intervinieron Paloma López y Ernest Urtasun, del
Parlamento Europeo, Joan Coscubiela, del Congreso de los Diputados, Ignacio
Fernandez Toxo, Secretario General de CCOO, y Toni Ferrer, Secretario de Acción
Sindical de UGT. El acto fue clausurado por Cayo Lara, Presidente del Grupo
Parlamentario de la
Izquierda Plural. De este acto se da una más extensa
referencia el blog hermano Según
Antonio Baylos http://baylos.blogspot.com.es),
lo que excusa que aquí se insista en su noticia.
Muchas señales
indican que un nuevo ciclo se ha abierto y que a esa continua degradación de
derechos de los trabajadores en breve se le podrá aplicar aquella frase de la
canción de Carlos Puebla “y llegó el comandante y mandó parar”, siendo
el comandante el movimiento sindical, los nuevos movimientos sociales y una
nueva mayoría política reconstructora de la democracia y los derechos sociales.
2 comentarios:
Muy bueno.Reforma y contrareforma.El DT en los vaivenes de la realidad,se transforma.Nada será igual a lo anterior, pero se construye siempre hacia el futuro. Un abrazo y Feliz Navidad. Carlos Casalas desde Montevideo
Y lo que nos queda por ver, esto solamente es la antesala simplemente viendo las normas laborales (y muchas) que nos han sorprendido en estos últimos días. Un abrazo.
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