Hoy
se ha celebrado en Sevilla un acto cívico en memoria de Manuel Ramón Alarcón,
fallecido en la madrugada del 26 de mayo. De tan triste suceso han dado cuenta
los blogs hermanos de Antonio Baylos y Eduardo Rojo ( http://baylos.blogspot.com.es y http://www.eduardorojotorrecilla.es). El acto
de hoy ha congregado una gran cantidad de amigos y familiares de Manuel Ramón a
los que han dirigido la palabra dos de sus hijos, su discípulo José Manuel
Gómez Muñoz, uno de sus cuñados y su esposa Margarita de Aizpuru. El dolor por
su pérdida se fue aliviando cuando se desgranaban diversos aspectos de la
personalidad de Manuel Ramón, muchos de ellos conocidos por la mayoría de los
asistentes como su lealtad con los amigos, su calidez con la familia, su
generosidad, su cultura y honestidad intelectual, su gran categoría como
profesor que conectaba con sus alumnos y su alegría que se evidenció de una
manera especial cuando sus hijos y esposa desvelaron que su idea para un acto
como el que celebrábamos era que hubiese un video suyo animando a la gente a
seguir adelante con un fondo de música de rock, y en el que acabaría
invitando a la concurrencia a que a continuación se fuese de juerga,
cosa que no se pudo hacer.
Margarita
recordó su militancia en Acción Comunista en los años finales, pero terribles,
de la dictadura. Una militancia de la que nunca renegó. Al contrario, estuvo
orgulloso de haber sido candidato en las elecciones del 1977 en el Frente Unido
de los Trabajadores, una coalición de pequeños partidos de la familia comunista
que algunos calificaban, no vamos a entrar si con razón o sin ella, de
“izquierdistas”. Es seguro que a Manuel Ramón le hubiese gustado ver a tanta
gente allí congregada para dejarles dicho bien claro que hoy más que
nunca los hechos recientes en Europa, pero sobretodo en nuestro país, muestran
la vacuidad y la falsedad de aquellas ideas ( o moda) del postmodernismo,
tan en boga desde los años 90 del siglo pasado, puestas en circulación por
liberales y social-liberales (algunos de estos últimos conocidos suyos
sevillanos), sobre la inutilidad de una ética de la resistencia contra
los poderes oligárquicos que aplastan la igualdad y la libertad y lo obsoleto
del compromiso político con la causa de la justicia social por un mundo mejor.
Manuel Ramón estuvo muy consciente hasta el final y pudo gozar viendo como un
nuevo y esperanzador tiempo se abrió con las elecciones municipales y
autonómicas del domingo pasado. La coherencia y el compromiso, diría, acaban
triunfando. Es un buen legado entre otros muchos que nos ha dejado.
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